Ha sido franca:
“Somos conscientes de que el narcotráfico es un problema compartido. Sabemos muy bien que los narcotraficantes están motivados por la demanda de drogas ilegales en los Estados Unidos, que están armados por el tráfico de armas de Estados Unidos a México. Y por lo tanto, vemos esto como una responsabilidad de asistir al gobierno y pueblo mexicanos para derrotar un enemigo que está cometiendo violencia, que es sumamente nocivo”.
Presenciamos la fuerza que puede tener un discurso para frenar un impase en política exterior y el arribo de muchas dudas:
¿México está realmente cerca de convertirse en un Estado Fallido?, ¿existirá una corresponsabilidad efectiva en el tema de seguridad?, ¿será suficiente la ayuda planteada?, ¿tomará la Iniciativa Mérida un nuevo rostro con el cambio gubernamental en Estados Unidos?, ¿la base de la relación bilateral será exclusivamente la seguridad?, ¿se atenderán también las recientes diferencias comerciales?...
Queda abierto el debate.
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